Mi andadura por Tyria empezó hace unas cuantas semanas; cansado del mismo modelo preestablecido de los MMORPGs. Nunca me había interesado el mundillo Guild Wars pero fui informándome y cada día descubría cosas nuevas sobre la aventura que se me avecinaba y… me encantaba.
Cuando creé mi personaje principal, “Borfeus”, un guardián humano; el juego me lanzó a una gran aventura en la aldea de Shaemoor, a las puertas de Linde de la Divinidad, el último bastión humano.
Cuando se empieza este juego con un mínimo de sentimiento rolero empiezas a pensar en el mundo que rodea a tu personaje: la guerra de los humanos contra los centauros en los primeros niveles y la guerra contra Zhaitan y sus resurgidos en niveles más avanzados.
Mi verdadera andadura comenzó cuando a nivel 30 (más o menos) decidí fundar un clan, rememorando mi época “wowense”. Llamado Templarios de la Luz.